Los vinos Navarra son para todas las ocasiones y todos los gustos, adaptados a un consumidor que busca experimentar nuevas sensaciones o rememorar momentos agradables. Un universo del vino donde cada cual puede encontrar su propio estilo de vino.
Este marco varietal tal amplio permite elaborar vinos de todos los estilos adaptados a los gustos de los consumidores: rosados, blancos jóvenes y con madera, tintos jóvenes y con madera, dulces.
La gran diversidad de la D.O. Navarra es una de las principales características que definen, por su variedad de paisajes y de climas: atlántico, continental y mediterráneo. La cercanía del Cantábrico, la influencia de los Pirineos y la bonanza del valle del Ebro permiten esta variada climatología.
Todas estas circunstancias marcan el paisaje navarro donde las más de 10.200 hectáreas de la Denominación de Origen se asientan en todo tipo de ecosistemas y situaciones de cultivo: laderas, riberas, mesetas, llanuras, y que definen 5 áreas de producción diferenciadas: Baja Montaña, Valdizarbe, Tierra Estella, Ribera Alta y Ribera Baja.
Valdizarbe es el centro neurálgico del Camino de Santiago a su paso por Navarra y se trata de una zona climática de transición entre la Navarra húmeda del Norte y la semiárida del Sur, dando lugar a unos viñedos que ofrecen magníficos resultados.
Tierra Estella está ubicada en la Navarra media occidental, se extiende a lo largo del Camino de Santiago y se encuentra al oeste de Valdizarbe, sobre la cuenca media del río Ega.
La Ribera Alta se sitúa en la franja media de Navarra y tiene a Olite como su capital vitivinícola. Se sitúa en la margen izquierda del río Ebro, sobre las cuencas bajas de los ríos Arga, Ega y Aragón.
La Baja Montaña es la zona más septentrional se encuentra ubicada al nordeste de la Denominación, sobre la cuenca media del río Aragón. Es una zona climática subhúmeda.
La Ribera Baja, en el sur de Navarra, se sitúa la mayor en extensión de viñedos y número de bodegas. Se encuentra en la margen derecha del río Ebro.
Evolución de viticultores y bodegas
En las últimas dos décadas el vino navarro inició una evolución que lo ha transformado totalmente. Primero, en los años ochenta se introducen variedades foráneas como la blanca chardonnay, y las tintas cabernet sauvignon y merlot, que empezarán a convivir con las tradicionales viura, tempranillo y garnacha (mayoritaria y gran protagonista de la zona). Variedades muy bien adaptadas a la región que, sin arrinconar el siempre vivo potencial de las uvas tradicionales, han ido a la búsqueda de una nueva expresión.
Después, en los años noventa con la entrada en escena de un puñado de inquietos bodegueros dispuestos a dar un vuelco a la situación, desde la exigencia y la experimentación y con la calidad como objetivo. Un fenómeno que no cesa y que se traduce en la actualidad en la incorporación de nuevas bodegas con proyectos basados en el terruño y la originalidad.
Variedades
Más del 70% del viñedo lo ocupan las variedades autóctonas como la garnacha, tempranillo, moscatel de grano menudo, viura…, mientras que el 30% restante está compuesto por las más famosas variedades internacionales cabernet sauvignon, chardonnay….
En total, el 90% de las uvas producidas en Navarra son tintas y sólo el 10% son blancas. Las variedades amparadas son las siguientes:
Variedades tintas: Tempranillo, Garnacha, Cabernet Sauvignon, Merlot, Mazuelo, Graciano, Syrah y Pinot Noir.
Variedades blancas: Viura, Chardonnay, Moscatel de grano menudo, Malvasía, Garnacha Blanca y Sauvingnon Blanc.
No hace mucho tiempo un equipo de investigadores identificó en Navarra plantas de la primitiva y original “vitis silvestris”. En pocos lugares del mundo se ha registrado este material vegetal cuya antigüedad puede cifrarse en cinco millones de años.
Los primeros testimonios documentados del cultivo de la vid y la elaboración de vino en Navarra proceden de la época de la dominación romana. Restos de antiguas bodegas romanas, monumentos funerarios y ánforas confirman la importancia social y económica del cultivo de la vid en esta época. Bajo la dominación árabe se mantuvo la importancia de la vid que, poco a poco, fue ensanchando los límites del cultivo.
En la Edad Media, la creación de los primeros monasterios, en el siglo IX y X, y el inicio del Camino de Santiago fueron dos hechos para el progreso de las viñas. De manos de los peregrinos llegaron nuevas variedades viníferas a Navarra y la renovación de las técnicas en la elaboración del vino tuvo en los claustros monacales su más importante centro de propagación.
En el siglo XIV Navarra era ya una importante productora y exportadora de vino. A comienzos del XV fue probablemente el momento de mayor expansión del cultivo sobrepasando por el norte los límites de Pamplona. Los agricultores de la capital tenían en la vid su principal cultivo, hasta el punto que fue necesario limitar su extensión para poder cultivar el cereal, necesario para el alimento de los habitantes del Reino.
En la época contemporánea, más concretamente en el siglo XIX fue el de más auge en la viticultura navarra y a la vez el más catastrófico. La aparición de la filoxera en Francia a partir de 1856 hizo que, ante la destrucción del viñedo del país vecino, en Navarra se produjera una auténtica explosión del cultivo y de la exportación de vinos al país galo.
Pero pocos años después también la filoxera llegó y arrasó el viñedo navarro. De las 50.000 hectáreas en cultivo en Navarra quedaron destruidas 48.500.
Tras esta catástrofe, surgió la iniciativa para la reconstrucción de todo el viñedo español. Impulsados por la Diputación Foral, se pusieron en marcha los viveros de nueva planta resistente a la filoxera para abastecer a los viticultores navarros y a cuantos, de toda España, solicitaban las nuevas variedades de pie y vinífera.
En la actualidad Navarra cuenta con 10.500 hectáreas repartidas en las cinco zonas para la producción vitivinícola.
Todos los procesos de cultivo, elaboración, envasado y etiquetado de producto final son auditados por el Instituto Navarro de Tecnologías e Infraestructuras Agroalimentarias, S.A. Éste es el organismo de control de la DOP encargado de garantizar que el producto acogido cumple los requisitos exigidos por su Pliego de Condiciones.
INTIA está acreditado por ENAC (Entidad Nacional de Acreditación) conforme a la Norma Europea UNE-EN ISO/IEC 17065:2012.
El sistema de certificación implantado se basa en:
La Denominación de Origen Navarra comercializa vinos jóvenes, roble, crianza, reserva, gran Reserva y dulce Natural; y las variedades autorizadas son: Garnacha, Cabernet Sauvignon, Merlot, Graciano, Tempranillo, Syrah y Pinot Noir para los tintos; Chardonnay, Malvasía, Garnacha Blanca, Viura, Sauvignon Blanc y Moscatel de Grano Menudo para los vinos blancos.
Más información: https://www.navarrawine.com/
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