Esta mañana, en un acto celebrado en las instalaciones de la Escuela-Taller de Hostelería de Estella, el Consejo Reguladro del Espárrago de Navarra ha recibido el certificado de la Huella de Carbono que concede AENOR tras superar con éxito un proceso de verificación idependiente. Este certificado acredita la veracidad del cálculo de la Huella de Carbono de un kg de Espárragos de Navarra, es decir, el conjunto de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) generados como consecuencia de producir un kilogramo de Espárrago fresco de Navarra de primera categoría desde el campo hasta su puesta en el mercado (“alcance cuna a puerta”).
La obtención de este certificado garantiza el compromiso voluntario del Consejo Regulador por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero colaborando junto con otras organizaciones en la lucha contra el cambio climático, y le permite conocer y controlar sus emisiones, incrementar la credibilidad en el reporte a terceros (índices de sostenibilidad nacional e internacionales, y gestionar los riesgos de emisiones.
La asociación de desarrollo local TEDER ha sido la entidad que ha desarrollado durante el año 2015 el informe necesario para la certificación de la Huella de Carbono para cuya realización ha contado con la colaboración de dos agricultores de Tierra Estella que han facilitado todos los datos necesarios para el cálculo y con la financiación de la Fundación Caja Navarra.
Herramienta de mitigación del cambio climático
La huella de carbono es una ecoetiqueta utilizada para describir el cálculo de las emisiones de todos los gases de efecto invernadero asociados a organizaciones, eventos o actividades o al ciclo de vida de un producto, en orden a determinar su contribución al cambio climático y se expresa en toneladas de CO2 equivalentes. Supone un buen instrumento para determinar, evaluar y comunicar el efecto de los productos, servicios y organizaciones en el cambio climático.
Además, la huella de carbono contribuye a la cuantificación, reducción y neutralización de las emisiones de CO2; la creación de un mercado de productos y servicios con reducida generación de carbono, dando respuesta a la demanda social y medioambiental actual; la identificación de oportunidades de ahorro de costes en las organizaciones; y la demostración ante terceros de los compromisos de la organización con la responsabilidad social a través de sus requisitos en mitigación del cambio climático.